Nunca había pasado en el fútbol argentino. Un club “chico” de lo más humildes y de los tradicionales, se consagra campeón de todos contra todos. Tras una maratón de cuarenta fechas, la hazaña que no pudo completar el Banfield de 1951 perdiendo la final con Racing, o el Lanús de 1956, quedándose a pocas fechas de la finalización del campeonato.
Estoy hablando del Quilmes Atlético Club. El Cervecero superó todo eso, y lo hizo a lo grande. El club quilmeño se encontraba en zona de descenso cuando en la novena fecha los dirigentes decide cambiar de técnico: la dupla de López-Caballero por la vuelta de José Yudica. Y ahí empezó la recuperación del equipo. El Boca de Juan Carlos Lorenzo campeón de América y la Intercontinental, había sido puntero todo el campeonato. Al Piojo lo llamaron para que lo salvara del descenso, pero nadie imaginaba que cuatro meses después serian campeones.
Por supuesto el candidato era el equipo que dirigía Lorenzo. Pero el Cervecero no sólo era un conjunto sin estrellas, pero a veces incluso un equipo sin jugadores, ya que en varias oportunidades le costaban completar el banco de suplentes en cada partido. Pero así y todo, lograron lo que muchos clubes de Europa no pudieron, doblegar a unos de los mejores equipos argentinos de la historia. Con todo eso, un par de muchachos bastaron para que el club estampe la primera estrella de sus 91 años de vida.
El elenco del sur del Gran Buenos Aires, debió ganar, sufrir, rezar y esperar hasta la última fecha para consagrarse. Ni lo más optimista de los hinchas imaginaba tanta algarabía. Para ganar el Metropolitano de 1978, debió dejar varios rivales de jerarquía en el camino. Pero hubo un episodio que le vino muy bien al equipo de José Yudica, que fue el párate por el Mundial de ese mismo año disputado en Argentina. Eso le permitió al plantel reordenar piezas, y ajustar en la parte física. En ese receso le vino a las mil maravillas, porque empezó una pequeña pretemporada en la costanera quilmeña en pleno invierno, eso le hizo muy bien al plantel y le dio nuevos aires.
Luego debió superar al todo poderoso Boca de Juan Carlos Lorenzo, en donde tenia jugadores como Gatti, Mouzo, el Chino Benítez y Mastrángelo a quien debió recortarle cinco puntos de ventaja. En esa época por cada partido ganado sumaba dos puntos, y por último como si todo eso fuera poco, vencer a Rosario Central en el Gigante de Arroyito. Quilmes viajó a Rosario con toda la ilusión puesta en dar la vuelta olímpica. El plantel fue acompañado por 30.000 fanáticos para alentar al conjunto de Yudica.
Después de haber ganado 22 partidos de los 39 jugados, solo le faltaba uno para completar la hazaña. El Cervecero se puso rápidamente en ventaja por intermedio de Luis Andreuchi a través de un penal. Sin embargo, cinco minutos después Jorge Trama empata el partido. En el complemento a los dos minutos, Félix Orte da vuelta el marcador. Hasta ahí la ilusión de los quilmeño se desvanecía, perdía 2 a 1, y Boca le ganaba a Newell´s en la Bombonera, por lo cual el campeón hasta ahí cambiaba de mano.
Pero eso no hizo mella en la mente de los jugadores de Quilmes. El mal trago duró un minuto, cuando el árbitro decretó un penal para los del sur, el tercero del partido y el segundo para la visita, de nuevo lo ejecuta Andreuchi y decreta el empate. Y se encargó de desnivelar el marcador Jorge Gasparí. Las 30.000 almas que estaban en la tribuna visitante se colmaron de alegría. Luego el pitazo final, y los festejos de todos los hinchas.
Con 54 puntos superó a Boca que cosechó 53. los quilmeños se apoyaron en el orden y la disciplina de José Yudica, sostenido por el goleador Andreuchi, la experiencia de Jorge Medina y Alberto Fanesi, y la juventud Sergio Fortunato, Jorge Gasparí y el Indio Omar Hugo Gómez. Hasta los hinchas de Quilmes recuerdan lo atrevido que era el Indio Gómez. Por eso hoy después de 42 años quiero llevar a los hinchas de Quilmes este recuerdo que muchos lo recordaran.
Nota escrita por: José María Matos
Twitter:@josema1345
Instagram:@ josemaria.matos.98
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